parálisis posdiftéricas son la complicación más típica de esta infección; parecen ser de origen tóxico y central, y, por orden de frecuencia, pueden afectar: el paladar, los músculos del ojo, el músculo ciliar, el nervio facial, etc. El tratamiento con antitoxina diftérica debe hacerse en todos los casos en que se sospeche una difteria, sin esperar la llegada de los datos de laboratorio, ya que la antitoxina sólo es capaz de neutralizar la toxina diftérica circulante, siendo ineficaz cuando aquélla está ya fijada a las células. Si bien el aspecto fundamental del tratamiento viene dado por la administración de suero antidiftérico, el empleo coadyuvante de antibióticos es de utilidad por cuanto acelera la desaparición del germen y combate a la vez las complicaciones estrepto-cócicas. Es de extraordinaria importancia el reposo absoluto en cama y acudir a la alimentación a base de una dieta* líquida o blanda, según las dificultades que se presenten en la deglución. En casos extremos se alimenta al paciente a través de un tubo nasogástrico. La prevención radica en la vacunación,
